No sé quién habrá inventado ese gran mito de que las mamás lo sabemos todo. Quizá alguna madre desesperada por mantener el control o un hijo sorprendido ante la sabiduría maternal. Pero que es irreal, de eso no hay duda.
Hoy comparto contigo las dos palabras más liberadoras para cualquier mamá (y papá). Dos pequeños vocablos que pueden significar un reto, un ejercicio mental, una verdad, una puerta abierta, pero ante todo, nuestra condición de seres humanos: “no sé”.
Admitir que somos personas imperfectas, que nuestra sabiduría es limitada y que mantenemos el deseo de aprender es en sí una lección para nuestros hijos. De paso los alentamos a pensar por su cuenta. Les demostramos que queremos acompañarlos en el proceso, pero que las respuestas deben encontrarlas ellos. En casos de emergencia, “no sé” es también una herramienta muy útil para apagar incendios o dar un ultimátum sin tener que decirlo. Acá tienes algunas formas poderosas para usar “no sé”:
- No sé, pero lo podemos averiguar – ante el interminable cuestionamiento de los niños pequeños y cuando no podemos inventar más respuestas a sus por qué.
- No sé, ¿tú qué piensas? – para el niño con pereza mental acostumbrado a que le den las respuestas.
- No sé cuál es la mejor forma de manejar esta situación. Tendré que pensarlo y hablamos mañana – cuando tus hijos, grandes o pequeños, meten la pata y requieres tiempo para calmar tu ira antes de actuar. Este método, conocido como “retardar la consecuencia” según la teoría de Amor y Lógica para la crianza de los hijos, también le da tiempo a los niños de reflexionar sobre sus acciones y posibles consecuencias, en lugar de enfocarse en tu reacción.
- No sé. ¿Qué vas a hacer? – para los adolescentes que empiezan a practicar la toma de decisiones.
- mmm…. No sé…. – Ante la insistencia de los hijos que reclaman trato justo, definido como el mismo trato que reciben sus amigos que tienen todo lo que quieren y hacen lo que les da la gana. La clave en este caso es continuar repitiendo “mmm… No sé” hasta que sean ellos quienes se dan por vencidos.
- No sé. Vamos a ver – Cuando quieres evitar los problemas que tendría un sí o no definitivo. Por ejemplo, “mami, ¿podemos comer postre después de la cena?” En este caso “no sé” conlleva también un requisito implícito de “si te portas bien y comes toda tu cena” sin necesidad del ultimátum. Otro ejemplo, -“mami, ¿puedo salir el viernes en la noche con los chicos?” -“No sé, vamos a ver”.
Y por supuesto, si de verdad no sabes qué decir, un “no sé” sincero al menos te compra tiempo mientras se te ocurre algo.